sábado, 17 de enero de 2015

La lectura y escritura con sentido y significado.

LECTURA Y ESCRITURA CON SENTIDO Y SIGNIFICADO
El niño es un ser social: desde que nace se relaciona con el medio que lo rodea, utilizando diferentes formas de expresión, tales como el llanto, el balbuceo, la risa, los gestos, las palabras; formas que lo llevan a comunicarse inicialmente con ese ser más cercano: la madre; a su vez, ella con sus arrullos, nanas, caricias, cantos, juegos, va creando un vínculo especial de comunicación que les permite entenderse y fortalecer los lazos afectivos.
Lo anterior nos lleva a afirmar que el niño aprende porque establece relaciones y encuentra elementos de comprensión y vínculos afectivos con el mundo que lo rodea. Por lo tanto, no hay que desconocer que esta forma natural de aprendizaje tiene un valor muy importante para el niño, puesto que lo ha llevado a relacionarse con el mundo y a satisfacer sus necesidades de una manera placentera, agradable, lúdica y llena de afecto.
Como vemos, el proceso inicia desde que el niño nace, pero al llegar al colegio cambian las reglas de juego y, por lo general, el niño debe enfrentarse a situaciones y/o actividades que en su mayoría son ejercicios mecánicos, extensas planas o lecturas impuestas.
La interacción directa con pequeños en edad preescolar nos ha demostrado que los aprendizajes no pueden ser ajenos ni aislados de la realidad del niño. Por el contrario, deben satisfacer necesidades, intereses e inquietudes para que tengan un verdadero sentido y significado para él.
La experiencia como docentes de preescolar nos llevó a reflexionar sobre el proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura en los niños. Esta reflexión nos llenó de razones para elaborar una propuesta diferente.
Nuestra propuesta pretende continuar el proceso de igual forma; por eso partimos de "escuchar" a los niños, conocer sus intereses, necesidades, sentimientos e inquietudes; basados en esto, iniciamos despertando la conciencia del lenguaje a través de ejercicios que les permitan relacionar, hacer asociaciones o establecer semejanzas y diferencias. Los aprendizajes están inmersos en la cotidianidad de los niños, esto es lo que hace que tengan sentido y significado para ellos.
El punto de partida son los nombres de los niños, por la importancia que tienen para cada uno; a través de su nombre, el niño se identifica, se diferencia y es reconocido. Se pretende que el niño se familiarice con su nombre y el de sus compañeros, encuentre semejanzas, diferencias y comience a identificar los sonidos de las letras del alfabeto. Así se fortalece la conciencia fonológica.
Para crear conciencia trabajamos las rutinas diarias, en las que se involucran carteles con la fecha, los nombres de los niños, canciones, poemas, rimas y otros géneros literarios. Dichos carteles ayudan a los niños a visualizar las palabras dentro de un contexto y a crear diferentes juegos con ellas, tales como encontrar palabras largas, cortas, con sonidos iguales, que rimen, etc.
Se manejan todos los géneros literarios, dándole un valor importante al cuento dentro de este proceso, y por eso incluimos la lectura diaria. Al leer en voz alta, se desarrollan la capacidad de atención y el vocabulario; se ayuda a que el niño exprese sus emociones, temores, esperanzas, descubrimientos, pensamientos y secretos. Al compartir estos sentimientos se establece un lazo afectivo entre el maestro y los niños, que favorece el proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura.
Los cuentos también ayudan a orientar conductas y afianzar valores. Para narrarlos se utilizan diferentes estrategias, de manera que los niños participen activamente, creando y haciendo aportes.
Los niños saben leer y escribir cuando llegan al colegio, pero lo hacen a su manera; de allí se parte para hacer explícita su intención. Durante todo el proceso estamos leyendo y escribiendo de nosotros mismos y de nuestro medio, por ello al ir manejando las letras no lo hacemos en forma segmentada sino que se generan situaciones significativas que llevan a ir enfatizando cada una de ellas.
Es importante respetar las diferentes etapas de escritura en que está cada niño. Ellos crean sus propias hipótesis y así van encontrando significado a lo que escriben, comienzan utilizando seudo letras y, poco a poco, las van relacionando con el código alfabético, descubriendo razones válidas de uso.

Los niños no elaboran planas. A través de cuentos realizamos ejercicios que ayudan a desarrollar la habilidad motriz y a prepararlos para que adquieran dominio de sus movimientos finos, de manera que puedan luego escribir con destreza. Esta forma de trabajo les gusta y los motiva.
Es importante resaltar que la motivación juega un papel decisivo en este proceso. Las tareas tienen un sentido diferente, sirven para aprender a ser responsables, para compartir con la familia, la profesora y los compañeros; de esa manera, todos se enriquecen.
El aprendizaje de la lectura y la escritura es un proceso dinámico donde la creatividad es muy importante. Se realizan ejercicios que estimulan el desarrollo del pensamiento divergente, para que los niños busquen diferentes alternativas ante una situación dada. Al estimular dicho pensamiento, les damos la oportunidad de crecer siendo seres autónomos, seguros de sí mismos, capaces de tomar decisiones y, de esa forma, los educamos para la vida y no sólo para el momento.
Todas estas actividades les permiten descubrir el sentido de la lengua escrita y comprender que a través de ella pueden comunicarse, y lo que es aún mejor: expresarse. Estamos convencidas de que esta forma de trabajo le da un giro a lo tradicional y cambia la posterior relación que el niño tenga frente a los libros y el lenguaje. Esto posibilita que en un futuro sean mejores lectores y escritores.
Somos conscientes de que el proceso de aprendizaje, especialmente en los primeros años, deja en el niño una huella que perdura toda su vida. Por lo tanto, este proceso debe ser una experiencia agradable, llena de sentido y significado, donde no se generen angustias frente a las equivocaciones, sino que éstas sirvan para fortalecer el aprendizaje.
Siendo consecuentes con los planteamientos anteriores, vimos la necesidad de crear un texto que se ajustara a la metodología de trabajo expuesta, que desarrollamos desde hace cinco años en el Colegio Marymount, de Bogotá, en donde somos docentes. Es así como nace el libro Creo y Recreo, lectura y escritura con sentido y significado, del que somos autoras.
El libro está diseñado para que el niño sea el gestor en su proceso de adquisición de la lengua escrita; lleva a niños y niñas a conocer el mundo de las letras en una forma amena y agradable, donde ellos pueden plasmar sus vivencias y experiencias y, al hacerlo, dar un claro sentido y significado a su aprendizaje.
La adquisición de la lectura y la escritura son experiencias que marcan la vida del niño; de ahí la importancia de que pueda acceder a ellas de una forma natural y tranquila. Leer y escribir se convierten en interacciones divertidas y placenteras, en las que el niño puede disfrutar de sus logros y aprender de sus equivocaciones.
La lectura y la escritura tienen una función social y cultural. Por eso el libro comienza dando al niño la importancia que tiene como ser único, y relacionándolo con su entorno inmediato donde se involucran aspectos relevantes e importantes de su vida. Propone una serie de estrategias que pueden ajustarse a las necesidades e intereses, tanto particulares del niño como generales del grupo, y valora sus sentimientos y emociones.
Otro aspecto importante del libro es que cuenta con diferentes clases de géneros literarios, que le permiten a los niños familiarizarse con estas formas de expresión y los llevan a jugar con el lenguaje.
Dentro del libro se desarrollan experiencias de vida de la cotidianidad del niño, lo que le da una identidad al proceso. Además, permite dejar volar la imaginación y posibilita la creación, elemento indispensable en el acceso a la lengua escrita.
El niño debe reconocer en la escritura una forma de expresión. Por eso no se desconocen los saberes que el niño tiene, se le motiva para que complemente su expresión gráfica con escritura espontánea, donde incluye símbolos y seudo letras para llegar finalmente a la escritura del código alfabético. Esto deja ver claramente que lectura y escritura son procesos cognitivos, dinámicos, donde la creación juega un papel muy importante.
EL LENGUAJE Y LA COMUNICACIÓN 
Se constituyen en aspectos relevantes para  desarrollar los procesos de aprendizaje de la lectura y la escritura. Es así como en el acto de leer, es necesario que el niño y la niña hayan adquirido el lenguaje oral. A partir de él, descubren el mundo y se integran; primero con su medio familiar y luego con  la sociedad donde ejecutarán diversas actividades en el transcurso de su vida. La adquisición y el desarrollo adecuado del lenguaje en los primeros años de escolaridad son básicos, porque  proporcionan las herramientas iníciales para un buen desarrollo e integración al medio  social. 
Es importante considerar que los niños y las niñas  tienen un ritmo de desarrollo propio que se hace necesario estimular permanentemente. En el caso del proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura se deben favorecer sus características propias, incentivando el acceso al lenguaje tanto oral como escrito, llevándolos a comprender la importancia que para la comunicación tienen estos procesos, motivándolos para que gocen y disfruten del acto de leer y escribir  sin que se sientan clasificados negativamente, rechazados y/o desmotivados.
Además de tener en cuenta las características propias de cada niño y niña hay  algunos factores significativos que  permiten comprender el desarrollo del lenguaje que inciden en el aprendizaje de la lectura y escritura, relacionados con los distintos medios en los que  ellos se desenvuelven, como son : el medio familiar, el social, y el escolar. Este último es el responsable de recopilar  los insumos obtenidos y guiarlos adecuadamente a en  el proceso de aprendizaje.
Para el niño y la niña, el uso cotidiano del idioma, su lengua materna en primera instancia, las diferentes formas de expresión y comunicación, les permiten centrar su atención en el contenido de lo que desean expresar a partir del conocimiento que tienen o van elaborando de un acontecimiento, constituyéndose el lenguaje en la forma de expresión de su pensamiento. Por tanto, las oportunidades que facilitan y estimulan el uso apropiado de un sistema simbólico de forma comprensiva y expresiva potencian el proceso de pensamiento.
Generalmente el nivel de  lenguaje oral y escrito de  los niños  y  niñas presenta características como dialogar entre ellos, hacer comentarios mientras juegan, al plantearse  preguntas; las preguntas que formula tienen sentido ya que realmente quieren obtener información,  preguntan por el significado de palabras que dentro de un relato pueden generarles interés,  indagan por detalles, hacen comentarios, su vocabulario se va ampliando, de esta manera conocen el mundo, lo reconocen como su contexto inmediato y se constituyen como parte de él. Toda forma de comunicación que establecen se genera sobre las anteriores, se transforma en cierta medida, pero de ninguna manera se suprime, a mayor edad de los niños y niñas con mayor flexibilidad utilizarán todos los medios a su alcance. Entre más variadas y ricas son sus interacciones con aquellos que los rodean y con las producciones de la cultura, más fácilmente transforman sus maneras de comunicarse, enriquecen su lenguaje y expresividad e igualmente diversifican los medios para hacerlo mediante la apropiación de las nuevas posibilidades que les proporciona el contexto.
La función central del lenguaje es la significación, además de la comunicación, pues es en el lenguaje donde se configura el universo simbólico y cultural de cada sujeto.
Hablar de significación, es referirse a aquella dimensión que tiene que ver con los diferentes caminos a través de los cuales las personas dan significado y sentido a los signos. Esta dimensión tiene que ver con la forma como se establecen las interacciones entre las personas y con los procesos que se dan en la vinculación con la cultura y con los saberes.
En educación se puede decir, que el lenguaje es una interacción sociocultural, pues éste se realiza con el fin de relacionarse con otros individuos y sus productos culturales.
A través del lenguaje de significaciones el niño y la niña tienen la posibilidad de construir su identidad, de relacionarse con el mundo, de conceptualizar y de insertarse en la comunidad. Así construyen una visión de mundo, cognitiva, afectiva, comunicativa y estética.
Para iniciar el proceso de lectura y escritura  se debe tener muy claro el desarrollo de la oralidad y la escucha como condiciones básicas, en un proceso mediante el cual los niños y las niñas  desde la educación intercambian y construyen significados con los otros. La interacción con el medio les permite exteriorizar las vivencias emocionales, acceder a los contenidos culturales, producir mensajes cada vez más elaborados y ampliar progresivamente la comprensión de la realidad.
Desde esta perspectiva, el lenguaje potencia en los primeros años de vida del niño y la niña,  las relaciones que establece consigo mismo, con las personas y con distintos ambientes en los que participa. De igual forma el desarrollo del lenguaje potencializa la capacidad creativa que ellos tienen para comunicar, representar y expresar la realidad a partir de la elaboración singular de sus sentimientos, experiencias y sensibilidad.
Esta capacidad representativa, se irá enriqueciendo en la medida en que se le proporcionen situaciones y recursos para que puedan experimentar y poner en juego sus capacidades creativas y expresivas a través de la música, la literatura, la plástica y demás lenguajes expresivos.
En relación con los planteamientos anteriores, se afirma, que la relación entre el lenguaje oral y  el lenguaje escrito es tan estrecha, que los dos procesos coinciden en la forma en que se desarrollan. Sin embargo, estos dos tipos de lenguaje  le plantean al niño y la niña diferentes exigencias: en el caso del lenguaje oral, intervienen las expresiones del rostro, el tono de la voz, el contexto, para llegar a comprender el mensaje y   el lenguaje escrito depende de lo que está plasmado en el texto para comprender el mensaje.
LA LECTURA
Los seres humanos como seres sociales y culturales, desde antes de su nacimiento empiezan a leer  por medio de sus sentidos, las palabras de sus padres, las canciones, los distintos sonidos que los rodean; luego al nacer leen los  gestos de su madre, sus familiares y a medida que crecen, crece su capacidad lectora; leen el mundo y el contexto que los rodea, leen las imágenes, situaciones; es decir hacen una lectura de la realidad, posteriormente al ingresar a las instituciones escolares inician el proceso de aprendizaje de la lectura y leen como tal la palabra.
Leer es un acto complejo que implica mucho más que la decodificación. Leer es un proceso donde el sujeto construye significados a partir de lo que sabe, más la información visual que encuentra en los textos. Leer es un acto de construcción activa, donde se lleva a cabo un proceso de interacción entre el lector y el texto.
En el complejo acto de leer, hay un aspecto de vital importancia que no se puede dejar de lado y es el contexto familiar del niño, sus costumbres, cultura, educación de los padres inciden directamente en el proceso de la lectura.
Sobre el tema, Emilia Ferreiro  (2005) manifiesta, que el ser humano debe ser lector y crítico de textos que lee, de manera que le encuentre el significado de la palabra escrita, es decir, la lectura es un acto donde el ser humano acepta la asignación de encontrarle sentido y coherencia a lo que el autor refleja en su escrito, por lo tanto, el lector debe reaccionar al momento de leer, buscando sentido de lo que se quiere expresar. Siempre tomamos en cuenta que la lectura es una actividad que nos permite identificar, decodificar y analizar lo que otra persona quiere decir, pero debemos tener en cuenta que no solo es un acto donde el ser humano decodifica signos gráficos, sino que va más allá, aceptando la responsabilidad de buscar un sentido del texto y transformar los conocimientos previos por los conocimientos recientemente aprendidos
Por su parte, Ana Teberosky (2002) se refiere a la lectura como un medio a través del cual el ser humano procesa de manera sistematizada la información recibida a través de códigos gráficos, integrando otros procesos como la comprensión y el análisis de la información; del mismo modo señala, que el hombre ha inventado máquinas para aumentar o disminuir la distancia, como la rueda, la palanca o el propio automóvil, pero será la lectura la que lo llevará a comprender la ciencia y el sentido propios de la vida.
Hablar de lectura y escritura desde una perspectiva constructivista, implica tener una mirada de niño y niña,  desde el mismo sentido. Se conciben como sujetos cognoscentes, activos que construyen conocimiento mediante:
·                    Sus propias acciones sobre los objetos del mundo.
·                    La confrontación de los resultados de sus acciones con sus propios conceptos.
·                    La confrontación de los resultados de sus acciones con conceptos de otros.
Desde esta mirada, Ferreiro y Teberosky (1989,), tomando como base los planteamientos de Piaget, definen al niño y la niña,  como ese sujeto activo que compara, excluye, ordena, categoriza, reformula, comprueba, formula hipótesis, reorganiza, etc., en acción interiorizada (pensamiento) o en acción efectiva (según su nivel de desarrollo).
Ahora bien, en este contexto, lo que se conoce comúnmente como “errores” en realidad son requisitos para la construcción de conocimiento y que se podría llamar mejor, errores constructivos. Esta afirmación resulta contradictoria, cuando aun y en su gran mayoría se encuentran escuelas donde tratan de eliminar a toda costa los llamados “errores”, sin tener en cuenta que hacen parte esencial para la construcción del conocimiento.
Leer es un proceso de construcción de significados a partir de la interacción entre el texto, el contexto y el lector obteniendo como resultado la comprensión; este un proceso interactivo en el cual el lector construye una representación organizada y coherente del contenido del texto relacionándolo con los conocimientos previos.
Cada lector hace su propia comprensión de un texto de acuerdo con su realidad interior, con su experiencia previa, con su nivel de desarrollo cognitivo y con su estado emocional, etc.
Dice Smith (1975) que para la comprensión de un texto, son fundamentales dos fuentes de información, visual y no visual:
La información visual se refiere a los signos impresos, los cuales se perciben a través de la visión (o del tacto, en el caso del código Braille). Hace referencia a todos los materiales impresos como revistas, periódicos, textos, etc.
La información no visual, es el conocimiento tanto del lenguaje como del contenido de los textos escritos. Es decir, si se va a leer un texto sobre cocina, por ejemplo, el lector sabe que el lenguaje es especializado en culinaria y no pensará que su contenido será sobre un parque de diversiones, sino seguramente sobre recetas de cocina o estilos para servir una buena comida.
Para leer no es suficiente reconocer las letras ni su correspondiente valor sonoro (cuando lo hay), pues la lectura es un complejo proceso de producción de sentido. Por lo que se puede deducir que para formar lectores no es necesario, sino más bien contraproducente, hacer énfasis en el descifrado de las letras o en el dominio de la información grafo-fonética.
Toda lectura es interpretación y lo que el lector es capaz de comprender y de aprender a través de ella, depende básicamente de los conocimientos previos.
La lectura es un proceso que se da a lo largo de la vida, pero que se cualifica con el bagaje que la persona va adquiriendo gracias a su experiencia.
 “Leer es adentrarse en otros mundos posibles. Es indagar en la realidad para comprenderla mejor, es distanciarse del texto y asumir una postura crítica frente a lo que se dice y lo que se quiere decir…” ( Delia Lerner, 1995).                                                                             
De acuerdo con esta autora, los factores que determinan la comprensión lectora y que se aplican como estrategias básicas de lectura.
Lector
Es quien ejecuta la acción de leer y quien encuentra diversos componentes que facilitan o dificultan la comprensión lectora como son:
Muestreo
Es la capacidad que posee el lector para abarcar globalmente el texto identificando formas gráficas, formatos, letras. Este procesa las palabras más relevantes para él. Selecciona cognitivamente las palabras e ideas más significativas del texto para construir los significados, los cuales están determinados por conocimientos previos.
Predicción
Es la capacidad que tiene el lector para adelantarse a la continuación de los contenidos de un texto o a su finalización. Permite construir hipótesis a partir de la lectura de un texto. Esta lectura posibilita fluidez y comprensión. Por ejemplo, se le lee al niño o a la niña un cuento y en algún momento de la lectura se hace un alto o se da la oportunidad para que termine la idea.
Inferencia
Es la capacidad para sacar deducciones a partir de los componentes de un texto que están implícitos estableciendo relaciones y analogías no explicitas. Este proceso es cognitivo y no lo tiene que manifestar en forma verbal. En este caso, después de leerle al niño o la niña un texto, se le hacen preguntas en donde sin estar escritas las respuestas, las pueda deducir.
Verificación
A medida que se va leyendo se constata si lo que se predijo o infirió es correcto. Durante la lectura, el niño o la niña van haciendo predicciones, sacando conjeturas y a medida que van avanzando en la lectura, van constatando que lo que pensaban era cierto.
Autocorrección
El lector automáticamente lo auto corrige. Implica vacilar, regresar, reemplazar partes y hasta abandonar el texto.
Otros aspectos que intervienen en la comprensión lectora se relacionan con:
Los propósitos
Se refieren al para qué de la lectura, se busca un fin, bien sea recreativo o informativo, pero esto condiciona su comprensión.
El conocimiento previo
Está determinado por lo que la persona sabe sobre el tema específico y por su estructura cognitiva, es decir, la forma en que está organizado su conocimiento y por la competencia lingüística. A mayor conocimiento del tema, mayor comprensión.
El nivel de desarrollo cognitivo
Es la capacidad que tiene el sujeto para asimilar y acomodar nuevos esquemas y resolver problemas. Es la forma en que cada niño asimila la información.
La situación emocional
Es el estado anímico del lector en el momento de la lectura y condiciona la comprensión del texto, ya que los significados se forman a partir de de la interacción de la realidad interior del sujeto y la realidad exterior en la que habita el texto.
Todos estos procesos que entran en función en la lectura requieren de un desarrollo  y una integración adecuada de maduración del  sistema nervioso central y los receptores sensoriales periféricos, puesto que la lectura constituye un lenguaje que se expresa en signos gráficos asociados con sonidos. Hay que tener presente que no todos los niños poseen el mismo grado de maduración para afrontar el aprendizaje de la lectura y la escritura, tradicionalmente al cumplir la edad deseada. El cerebro de cada individuo es único e irrepetible, es  por ello que los estímulos son determinantes para su correcta maduración y especificidad funcional, porque  tiene la potencialidad de organizar su funcionamiento, de manera de aprovechar al máximo sus posibilidades, según sean las características del ambiente.

LA ESCRITURA
En los niños y niñas de cinco a ocho años, además de los usos del lenguaje oral, se requiere favorecer la familiarización con el lenguaje escrito a partir de situaciones que impliquen la necesidad de expresión e interpretación de diversos textos.
En este sentido, el avance del niño  y la niña de forma general, depende de múltiples estímulos que permiten desarrollar los aspectos específicos del cerebro, manifestándose a través del lenguaje y del comportamiento, es así como el desarrollo psicolingüístico por ello obedece a una asimilación neurológica de las características fonéticas del idioma y, por otro, a una acomodación psicológica a los códigos lingüísticos culturales del propio entorno, el que acepta o rechaza las comunicaciones del niño.
La escritura se constituye en un proceso individual y a la vez social en la que se configura un mundo y entran en juego saberes, competencias, intereses y está determinada por el contexto en el cual se produce.
Es la producción de sentido por medio de signos gráficos y de esquemas de pensamiento para representar y comunicar significados.
La escritura es un aprendizaje muy complejo, se da al entrar el niño y la niña en contacto con el mundo alfabetizado. Desde la mirada constructivista, se asume que éstos construyen su propio proceso operando directamente sobre el sistema de escritura.
Ana Teberosky (1980)  cuando se refiere a la escritura, refleja claramente la importancia que la misma tiene en el hombre y la educación; sin la escritura el hombre no sería capaz de crear ciencia, ya que no podría escribirla y explicarla como lo han hecho los científicos e investigadores en épocas anteriores; también recalca que la escritura representa el medio perfecto para el desarrollo intelectual del ser humano, ya que a través de ella, el hombre “escribe” lo que ha aprendido, reconociendo sus aciertos y errores, siendo capaz de corregirlos. Cuando el individuo aprende a leer y a escribir no solamente está aprendiendo a decodificar mensajes y a escribir los mismos, sino que ya está capacitado para comprender los mensajes y crear sus propios criterios.
El proceso de adquisición de la escritura presenta unas etapas, que Emilia Ferreiro y Ana Teberosky (1980), han explicado a partir de investigaciones hechas con niños y niñas. A continuación se presentan las principales características de cada una de las etapas.
Icónica:
El niño y la niña  inician con el dibujo infantil como primer trazo significativo que corresponde al garabateo como parte de su realismo infantil. Siempre le da sentido a lo que hace a través de una explicación.
Indiferenciación entre escritura y dibujo:
Mezclan algunas grafías parecidas a las letras, con otras que son letras y con dibujos que representan lo que quieren decir y guiados siempre por una teoría, una hipótesis, una conjetura inteligente.
El niño y la niña a medida que escriben van haciendo sus propias hipótesis, tratando de relacionar lo que escriben con lo que quieren decir. Es así como se presentan las siguientes hipótesis:
Hipótesis de nombre:
La escritura de nombre debe ser acorde con el objeto que representa. Por ejemplo: se le pide a un niño, que escriba su nombre (Ricardo) o el de su padre (Juan). Él piensa que el suyo es más corto porque, es más pequeño que su padre, y así lo representa con grafías.       
 Hipótesis de variedad:
Las letras iguales o repetidas no se pueden leer. Por ejemplo, escribe la palabra papá con cuatro o más letras diferentes y busca diferentes formas de combinarlas, para que según él se pueda leer.
Construcción de formas de diferenciación:
El niño y la niña empiezan a entender que hay reglas que rigen la escritura para que pueda ser leída y es aquí donde surgen otras hipótesis.
 Hipótesis de cantidad:Las palabras de dos o tres letras, él niño y la niña piensan que no se pueden leer y las escriben pegadas. Ejemplo (el gato).
Hipótesis sobre el singular y el plural:
 Cuando el niño o la niña escriben la palabra en singular la representan por un número determinado de grafías, por ejemplo si se les pide que escriban niño, lo pueden representar (ion), pero si se les pide que escriban niños, ellos escriben (ion ion ion).
 Producción fonética:
 Ya en esta etapa, el niño y la niña empiezan a ver la relación entre el sonido y la grafía. A cada sonido le corresponde una letra. Ejemplo (casa – aa), (león – eo).
Correspondencia fonética:
Ya asignan una letra a cada sonido, aunque no siempre utilicen las adecuadas. Cuando llegan a esta etapa, se puede decir que han iniciado la alfabetización de la escritura.
 Etapa alfabética:
Además de darle un valor sonoro a cada letra, los niños y las niñas entienden el código alfabético y se puede decir que ya saben leer y escribir. De esta manera están listos para plantear hipótesis sobre la ortografía y la separación correcta de palabras.
 Cabe destacar que el lenguaje escrito es más complicado  de captar ya que quien lee lo escrito debe imaginar la realidad y ordenarla mentalmente de acuerdo con la intencionalidad del texto, mientras que el lenguaje oral contiene elementos que facilitan la interpretación de cualquier mensaje. De igual manera como señala  Bravo(1980) la adquisición de la lectura es compleja en los primeros años escolares y se refiere a  “ocho procesos que realiza el cerebro al adquirirla y desarrollarla como son:
El individuo debe reconocer los signos gráficos y diferenciarlos de otros signos, esto está relacionado con el proceso de discriminación y  memoria perceptivo-visual.
El individuo debe asociar el signo gráfico a un fonema determinado. Proceso de discriminación y memoria perceptivo-auditiva.
·  Debe reconocer los signos en un espacio de la página donde lee. Percepción de la orientación espacial.
· Tiene que unir las sílabas y palabras, diferenciándolas de otras Le otorga a la lectura una  dirección. En nuestra lengua de izquierda a derecha.
· Da a la lectura una secuencia. Relacionado con la orientación espacial y el ritmo.
Asocia el grafismo y el fonema a un significado. Proceso de conceptualización y simbolización
Comprende lo leído en general y lo retiene. Relacionado con la comprensión y memoria de los símbolos”
En este sentido, los procesos de lectura y escritura exigen del niño y niña un grado de madurez  evidenciado  en la actividad motriz y  se complementa con la inteligencia intuitiva que según la aplicación en determinada circunstancia, favorece al pensamiento lógico que se va adquiriendo en cada nivel tanto de preescolar como los primeros grados de la básica primaria.
El avance en estos procesos,  brinda  a los niños y las niñas una seguridad emocional que beneficia el aprendizaje en las etapas escolares en las cuales se ve enfrentado y facilita el funcionamiento óptimo de las capacidades cerebrales que el individuo pueda desarrollar. De hecho, el cerebro es el que guía todas las actividades del ser humano, en aspectos que están estrechamente ligados al proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura, como son la percepción auditiva, visual, temporal y espacial, presentes desde que el ser humano nace y pasa por las diversas etapas de maduración a nivel de conocimiento y se enriquece a partir de las experiencias vividas.
Tomado de de documento: La Lectura y la escritura en los niños, un aprendizaje con sentido  que articule la educación inicial  con la básica primaria, a partir de una propuesta de la licenciatura en educación preescolar de la Universidad Santo Tomás. Por: Marta Inés Guzmán, María del Socorro Chalela, Angela Gabriela Gutiérrez.

LAS ETAPAS DE MADURACIÓN POR LAS QUE LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS PUEDEN PASAR EN SU PROCESO DE APRENDIZAJE SON LAS SIGUIENTES:
1. Escritura no diferenciada
Se caracteriza por una expresión de garabato, continuo o suelto, zigzags, bucles,...
Todavía no diferencia el dibujo de la escritura.
2. Escritura diferenciada
Comienzan a diferenciar el dibujo de la escritura.
Utilizan una cantidad de letras, números, pseudos-letras, sin correspondencia entre lo escrito y lo oral.
Tantean diversas posibilidades para encontrar una relación entre oral y escrito:
. Varían la grafía. . Varían la cantidad de grafías (palabras largas-cortas). . Usan el mismo número de grafías (no tienen repertorio). . Modifican el orden de las grafías.
3. Escritura silábica
La primera relación oral-escrito que establecen es la de la sílaba. Es la primera unidad oral que son capaces de segmentar.
Escriben una grafía para cada golpe de voz o sílaba.
Tipos de correspondencia silábica:
Sin valor sonoro convencional. Para cada sílaba escriben una letra cualquiera. Ej.: S E M para PA TA TA
Con valor sonoro convencional. Para cada sílaba escriben una letra que sí está en la sílaba. Puede ser:
. En las vocales. Ej.: I U A para PIN TU RA. . En las consonantes. Ej.: P T para PA TO. . En las vocales y en las consonantes. Ej.: P A T para PA TA TA.
4. Escritura silábico-alfabética
Se dan cuenta de que la sílaba tiene más de una letra.
Al confrontar sus ideas con la escritura convencional descubren que hay más partes, que la escritura va más allá de la sílaba. Ejemplos:
. A LO para GA TO. Saben que hay dos letras en TO, pero no saben bien cuáles. . DOI A para BOI NA. Buscan un valor sonoro próximo (B - D).
5. Escritura alfabética
A cada sonido le corresponde una letra o grafía propia.
Escriben textos completos en una lectoescritura convencional como la que usamos en el mundo adulto.[1]
Lectoescritura y tecnología en los primeros años
“Las nuevas tecnologías como herramienta para enseñar la lecto-escritura en el Nivel Inicial”: he aquí una frase que encierra más de una cuestión. Porque el uso de la tecnología plantea más de un interrogante a los docentes; y si se enseña o no a escribir en el Nivel Inicial es otro, no menor.
Sin embargo, tanto la tecnología como la lecto-escritura forman parte hoy del mundo de los niños de ese nivel: ambas temáticas surgen espontáneamente en las salas. Y son mundos interrelacionados: las nuevas tecnologías estimulan el aprendizaje de los códigos escritos; a partir del uso de esas herramientas, letras y números acompañan a los niños cada vez a edad más temprana.
En ese contexto, que los docentes de Nivel Inicial conocen bien, resulta interesante hacer un repaso sobre los distintos métodos con que se ha abordado la lecto-escritura en las aulas, para analizar luego qué teorías pedagógicas sustentan algunos de los software que se ofrecen para facilitar ese aprendizaje.
Es un buen ejercicio, entonces, al seleccionar un software para trabajar en el aula o en la sala, interrogarlo acerca de qué concepción teórica de la lengua, del aprendizaje o de la pedagogía sostiene su funcionamiento, su estructura o su organización.

¿SE DEBE O NO ENSEÑAR A LEER Y ESCRIBIR EN EDUCACIÓN INICIAL?

VISIÓN DE EMILIA FERREIRO
Ferreiro (2000) plantea que la pregunta está mal formulada, porque si la respuesta es NO equivale a dejar esa responsabilidad al nivel primario. Si la respuesta es SÍ, presupone introducir en el preescolar las malas prácticas tradicionales de la primaria.
La propuesta es replantear la pregunta por otra centrada en el aprendizaje y no en la enseñanza: ¿Se debe o no permitir que los niños aprendan acerca de la lengua escrita en el preescolar?
En este caso, la respuesta es única... SÍ. El niño debe, entonces, tener experiencias diversas con la lengua escrita: explorar materiales variados, descubrir las diferencias entre imagen y texto, descubrir las partes de un libro, entre otras.

Cuando el preescolar asume los reclamos de la primaria de que los niños están llegando a este segundo nivel sin saber nada, también acepta la carga de prepararlos en los términos establecidos por la primaria: empieza la práctica de la sílaba en el preescolar, el aprestamiento de la mano, las planas, etc. Otra posición absurda es -de la lengua escrita sólo se ocupa la primaria- por cuanto el facilitar al niño situaciones para interactuar con diversidad de materiales que contemple el sistema de escritura es ocuparse de la lengua escrita.

Ferreiro (2000) explica que los estadios de Piaget se han utilizado como indicadores de madurez cognitiva para explicar lo que el niño puede o no puede aprender en cierto momento; sin embargo, estos estadios se han aprovechado mucho para generar prohibiciones: una cosa es que el niño no pueda hacer ciertos trabajos intelectuales hasta cierto momento y otra es que se le prohíba tomar contactos con objetos y problemas que desafíen sus posibilidades actuales. Por ejemplo, la prohibición de abordar la lengua escrita hasta que el niño madure. Un ambiente en el cual se pueda aprender, que no prohíba aprender, debe tener libros y dejar circular la información sobre la lengua escrita. Si prohíbo la lengua escrita, genero un ambiente escolar en el cual la escritura no tiene ningún lugar; mientras que en el mundo que lo rodea, la escritura tiene su lugar.

LA LECTURA Y LA ESCRITURA EN ESTE NIVEL
Leer implica una actividad intelectual donde el lector interactúa con el texto escrito para extraer un significado mediante la interrelación del conocimiento del lector y el contenido del texto (Fraca, 2003).
Si un niño toma un libro de cuentos con la intención de leerlo, observa las palabras, visualiza las imágenes y va construyendo una historia que es producto de su conocimiento acerca del tema, entonces se dice que está leyendo. Por consiguiente, leer en los estadios iniciales del aprendizaje de la lectura es una especie de creación del mensaje o contenido del texto, a través de lo que el niño va elaborando con el fin de obtener información, placer o recreación.

Igualmente, Fraca (2003) plantea que otro de los aspectos que pudiera parecer como evidencia de una actividad de lectura consiste en las anticipaciones que los niños realizan cuando escuchan la lectura de un cuento. Todo esto constituye indicadores de que el niño está comprendiendo la lectura.
La escritura, por su parte, consiste en una actividad intelectual mediante la cual se transmiten mensajes con significados a través de un siste- ma de escritura, en forma de textos, en una situación determinada y con una intención específica (Fraca, 2003). El niño luego de elaborar un dibujo, lo describe a través de un escrito.
Las manifestaciones de escritura en este nivel deben evaluarse desde tres dimensiones: (a) el nivel de conocimiento del código referido al reconocimiento del alfabeto, de la direccionalidad y de los aspectos formales de la escritura (signos de puntuación, mayúsculas, minúsculas, etc.); (b) la reflexión que se hace acerca de los procesos de escritura y lectura; y (c) la funcionalidad de los textos en términos de sus propósitos: solicitar, describir, informar, etc.

Desde la revisión teórica que se viene realizando, parece claro que la lectura y la escritura tienen un lugar en la educación inicial, lugar que cada plantel deberá concretar en sus propuestas educativas. Inicialmente, es necesario reconocer que el sistema de la lengua escrita es complejo y que va a requerir esfuerzos de los docentes y los niños que van a abordar su enseñanza y aprendizaje. Pero ello no debe implicar menospreciar la capacidad de éstos ni intentar reducir este sistema complejo a un conjunto de subhabilidades de dudosa vinculación con la lectura. (Solé, 2001).

¿CÓMO PONER EN CONTACTO AL NIÑO CON LA LENGUA ESCRITA?

Algunos estudios como los de Fraca (2003) y Salgado (2000) proponen abordar una pedagogía en preescolar, donde se trabaje a partir de la noción de palabra como unidad mínima de significado y que sirva para formar oraciones o textos. Las actividades iniciales deben estar dirigidas al desarrollo de la oralidad y de la escritura a partir del dibujo sobre temas tratados que luego son complementados con escrituras relativas a éste (los niños acompañan de escritura sus dibujos). Se debe, además, permitir el manejo de distintos materiales escritos: cartas, adivinanzas, recetas, historietas, envoltorios, etc. todo esto con la finalidad de usar el lenguaje escrito relacionado con el lenguaje oral del niño, basado en su experiencia; reconociendo palabras completas, el nombre de las letras; ejercitando la memoria auditiva, la memoria visual, secuencias, progresión de izquierda a derecha y de arriba abajo y asociando el sonido con el símbolo.

Posteriormente, los niños deben interactuar con oraciones definidas como un conjunto de palabras con sentido completo, a través de: elaboración de tiras cómicas y adivinanzas, descubrimiento de elementos extraños o intrusos en la oración. Por último, determinar el texto como punto de referencia para la mayoría de las estrategias: producir cuentos, tarjetas de felicitaciones, lista de mercado, entre otras.

Teberosky (2001), por su parte, presenta un planteamiento diferente del proceso enseñanza-aprendizaje, propone nuevas formas de organizar actividades didácticas, en las cuales se seleccionen dos funciones: lo escrito funcional y lo escrito ficcional; y dos tipos de escritos: lo escrito del mundo urbano y lo escrito documental. Estas nuevas formas de organizar las actividades didácticas requieren nuevos objetivos, para lo cual propone ampliar los conocidos objetivos de dominio de código, de control gráfico, de identificación visual de palabras o de comprensión con nuevos objetivos cada vez más precisos.

Solé (2001) considera que la mayoría de los niños ya ha empezado, de hecho, su contacto con la lectura antes de comenzar la educación inicial donde es mucho lo que puede hacerse sin necesidad de acudir al código. Entonces, acercar los niños a la lectura, en educación inicial, supone acercarlos a algo que ellos, en su mayoría, ya conocen, que les proporciona en general experiencias divertidas y gratificantes, y que forma parte de su vida.

La enseñanza inicial de la lectura -para esta autora- debe asegurar la interacción significativa y funcional del niño con la lengua escrita. Para algunos, eso prolongará aprendizajes ya iniciados en su familia y para otros será la ocasión para realizarlos, ocasión que no debe retrasarse más. Propiciar esa interacción implica la presencia pertinente y no indiscriminada de lo escrito en el aula. Implica, sobre todo, que los adultos que tienen a su cargo la educación de los niños usen la lengua escrita, cuando sea posible y necesario, delante de ellos, haciéndoles comprender así su valor comunicativo. Si en esa aproximación sienten la necesidad de explorar el código, no habrá mayor inconveniente en responder a su curiosidad con información pertinente y adaptada a sus necesidades.

Jolibert (2001; 1991) aporta una propuesta didáctica integrada, globalizante, que abarca tanto el aprender a leer como el aprender a producir textos en la escuela.

Se plantea como punto de partida que aprender a leer es aprender a interrogar textos completos, desde la educación inicial; el segundo principio en el que se basa sostiene que interrogar un texto implica construir activamente un significado, en función de sus necesidades y sus proyectos, a partir de diferentes claves, de distinta naturaleza y de estrategias pertinentes para articularlas; el tercero de los principios expresa que todo aprendizaje consiste en pasar de una complejidad percibida como borrosa a una complejidad estructurada, poco a poco, por una larga práctica de interacción con ella; un cuarto sostiene que no se puede separar el aprender a leer del aprender a producir; se aprende a leer produciendo textos y se aprende a producir textos leyendo; un quinto principio destaca que se pueden demarcar competencias lingüísticas comunes utilizadas tanto para aprender a leer como para aprender a producir textos.

En definitiva, esta autora revaloriza la enseñanza, con énfasis en que el objetivo no es enseñar a leer, sino formar niños lectores. Con este recuento de propuestas, se ha querido ejemplificar de qué manera se puede realizar la aproximación al texto escrito, tanto desde el punto de vista de la escritura como de la lectura, de los alumnos y alumnas más pequeñas de la escuela, con el propósito de desmitificar y argumentar la pertinencia de introducir la lengua escrita en el nivel inicial.

CONSIDERACIONES FINALES
Aunque las razones sean cuestionables o aceptables, el hecho es que en la mayoría de las clases de preescolar se está intentado enseñar a leer y a escribir. Por consiguiente, la preocupación hoy debe centrarse en cómo hacerlo.
Los programas ajustados a materiales preparados comercialmente son los más frecuentemente seleccionados; pero... ¿Por qué ocurre esto? Durkin (1998) explica dos razones: (a) muy pocos profesores de preescolar estaban preparados para enseñar a leer cuando de pronto se encontraron con esa responsabilidad. No sabiendo qué hacer se refugiaron en los manuales o textos; y (b) un manual, texto o cuaderno de trabajo es visible, y a través de él es fácil convencer a los padres de que se está enseñando a leer.
El profesor de preescolar debe tener imaginación para crear materiales de enseñanza centrados en el niño y tiene que aprender cómo comunicar a los padres que está enseñando a leer.
Lo primero y fundamental es que el docente logre estimular al niño, favoreciendo el descubrimiento de las funciones sociales de la escritura; es decir, que el alumno conozca los usos de la lectura y de la escritura, tales como: el placer de recrearnos con una lectura entretenida; el beneficio de saber cómo y dónde encontrar una información útil para jugar, aprender o trabajar; la ventaja de escribir para organizar ideas y no recargar la memoria; entre otras.
Imagine el lector qué sucede si el niño aprende que leer es descifrar correctamente un conjunto de sonidos que no dicen nada, sin significado o aprende a escribir sin función alguna.
Por tanto, una de las recomendaciones que puede hacerse al docente es sistematizar u ordenar las actividades tendientes a descubrir las funciones sociales de la escritura.
Incorporar el aprendizaje de la lectura y escritura en el preescolar debe añadir gozo y mayor autoestima al niño. Ayudar en el aprendizaje de la lectura y la escritura en el preescolar no causa daño alguno; es decir, no se trata de dejar la responsabilidad por completo a uno u otro nivel. Por el contrario, se producirían futuros beneficios si las escuelas primarias cambiaran sus programas de enseñanza de modo que se acomodasen al proceso de aprendizaje del preescolar, ya que lo que se aprende en preescolar debe ser usado y expandido en años sucesivos.
Anteriormente era común encontrar autoridades en la enseñanza de la lectura y escritura que fijaban la edad de 6 años y medio para iniciarse en estos procesos, pues se fundamentaban en el nivel de madurez necesario para comenzar a leer. Aunque el nivel de madurez es necesario, no es válido señalar la edad específica que se pueda aplicar universalmente a todos los niños.
Un aspecto muy importante es fomentar el interés de cada niño por desear aprender a leer y a escribir, sin tener en cuenta el nivel de su preparación. Son las características del niño las que determinan las decisiones acerca de la enseñanza. La singularidad de cada niño preescolar dirá cuándo está preparado para abordar ambos procesos.
Por todo lo anteriormente planteado, se puede concluir que toda escritura infantil debe estar dirigida a un lector, tener un mensaje claro y una función comunicativa específica. El niño en el nivel preescolar escribe y lee de acuerdo con las etapas en las que él se encuentre dentro de su proceso de aprendizaje. La función del docente consistirá en facilitar el desarrollo de competencias para que todo estudiante se convierta en lector y escritor efectivo.
¿CÓMO LOS DOCENTES PODEMOS MOTIVAR LOS PROCESOS DE LECTURA Y ESCRITURA DE MANERA SIGNIFICATIVA EN LOS NIÑOS Y NIÑAS DE PREESCOLAR A TRAVÉS DE HERRAMIENTAS DIDÁCTICAS QUE DESPIERTEN INTERÉS, CURIOSIDAD Y EXPECTATIVAS EN LA REALIDAD INFANTIL DE LA PRIMERA INFANCIA?
Esta situación surge desde la reflexión del docente, en su quehacer; en su apropiación de conceptos teóricos y herramientas didácticas y pedagógicas enriquecedoras.
A mi modo de ver algunos fundamentos teóricos enumerados por Emilio Ferrerira, Ana Tebesky, Josette Jolibert entre otros, apuntas a que el juego en la literatura es el motivador de procesos de lectura y escritura significativos en los niños y niñas de preescolar y básica primaria.
Esta falencia se hace más evidente en la primaria y secundaria ya que los alumnos la presentan por la falta de compromiso del docente y padres de familia en preescolar.
Por parte del docente la dificultad puede radicar en las estrategias metodológicas empleadas con poco éxito.
Por parte de los padres la falta de compromiso con respecto a la motivación y responsabilidad con las actividades escolares en relación con la lectura.
LAS ETAPAS DE MADURACIÓN POR LAS QUE LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS PUEDEN PASAR EN SU PROCESO DE APRENDIZAJE SON LAS SIGUIENTES:
1. Escritura no diferenciada
Se caracteriza por una expresión de garabato, continuo o suelto, zigzags, bucles,...
Todavía no diferencia el dibujo de la escritura.
2. Escritura diferenciada
Comienzan a diferenciar el dibujo de la escritura.
Utilizan una cantidad de letras, números, pseudos-letras, sin correspondencia entre lo escrito y lo oral.
Tantean diversas posibilidades para encontrar una relación entre oral y escrito:
. Varían la grafía. . Varían la cantidad de grafías (palabras largas-cortas). . Usan el mismo número de grafías (no tienen repertorio). . Modifican el orden de las grafías.
3. Escritura silábica
La primera relación oral-escrito que establecen es la de la sílaba. Es la primera unidad oral que son capaces de segmentar.
Escriben una grafía para cada golpe de voz o sílaba.
Tipos de correspondencia silábica:
Sin valor sonoro convencional. Para cada sílaba escriben una letra cualquiera. Ej.: S E M para PA TA TA
Con valor sonoro convencional. Para cada sílaba escriben una letra que sí está en la sílaba. Puede ser:
. En las vocales. Ej.: I U A para  PIN TU RA. . En las consonantes. Ej.: P T para PA TO. . En las vocales y en las consonantes. Ej.: P A T para PA TA TA.
4. Escritura silábico-alfabética
Se dan cuenta de que la sílaba tiene más de una letra.
Al confrontar sus ideas con la escritura convencional descubren que hay más partes, que la escritura va más allá de la sílaba. Ejemplos:
. A LO para GA TO. Saben que hay dos letras en TO, pero no saben bien cuáles. . DOI A para BOI NA. Buscan un valor sonoro próximo (B - D).
5. Escritura alfabética
A cada sonido le corresponde una letra o grafía propia.
Escriben textos completos en una lectoescritura convencional como la que usamos en el mundo adulto.[1]
Lectoescritura y tecnología en los primeros años
“Las nuevas tecnologías como herramienta para enseñar la lecto-escritura en el Nivel Inicial”: he aquí una frase que encierra más de una cuestión. Porque el uso de la tecnología plantea más de un interrogante a los docentes; y si se enseña o no a escribir en el Nivel Inicial es otro, no menor.
Sin embargo, tanto la tecnología como la lecto-escritura forman parte hoy del mundo de los niños de ese nivel: ambas temáticas surgen espontáneamente en las salas. Y son mundos interrelacionados: las nuevas tecnologías estimulan el aprendizaje de los códigos escritos; a partir del uso de esas herramientas, letras y números acompañan a los niños cada vez a edad más temprana.
En ese contexto, que los docentes de Nivel Inicial conocen bien, resulta interesante hacer un repaso sobre los distintos métodos con que se ha abordado la lecto-escritura en las aulas, para analizar luego qué teorías pedagógicas sustentan algunos de los software que se ofrecen para facilitar ese aprendizaje.
Es un buen ejercicio, entonces, al seleccionar un software para trabajar en el aula o en la sala, interrogarlo acerca de qué concepción teórica de la lengua, del aprendizaje o de la pedagogía sostiene su funcionamiento, su estructura o su organización.
Tu hijo empieza a dominar las habilidades motrices finas que necesitará para escribir bien las letras y los números. No te preocupes si sus primeros intentos parecen más bien garabatos. Con el tiempo, su escritura mejorará. Por ahora, trata que la escritura sea una actividad divertida y emocionante. 
A continuación, te brindamos 11 ideas para que motives a tu hijo a escribir. Los niños aprenden de diferentes maneras, por eso que aquí te ofrecemos algunos juegos y actividades para fomentar la escritura de tu niño, de acuerdo a su estilo de aprendizaje. Pero ten en cuenta que tu niño se puede beneficiar de todas las actividades.
 

APRENDE CON EL MOVIMIENTO
Escriban juntos. Cuando escribas una carta o la lista del supermercado, pídele a tu hijo que se siente a tu lado. Dale papel para que practique y haga su propia “carta y lista del supermercado” mientras que tú te encargas de tus asuntos. Tu hijo aprenderá que escribir es una parte esencial de la vida cotidiana. 
Usen arena o masa para “escribir” palabras.
 Ayuda a tu hijo a hacer letras y a formar palabras usando materiales como arena o brillantina. La masa para hacer galletitas funciona también. ¡Además, las letras se podrán comer! 
Usen plastilina para formar palabras. Primero, hagan tarjetas grandes (pueden usar cartulina o un pedazo de cartón) con las letras del abecedario o palabras simples. Después formen rollitos delgados con la plastilina y úsenlos para copiar las palabras o las letras en las tarjetas. Eso le ayudará a tu niño a reconocer palabras.
Además el jugar con plastilina le ayudará a desarrollar los músculos de sus dedos y mejorará sus habilidades motrices finas, que necesitará para escribir. 
Mantén un registro de paseos. Cómprale a tu pequeño un cuaderno para que cuando vayan de viaje juntos (de vacaciones, de visita a la casa de la abuela, a la playa o al zoológico), anote lo que ve y lo que hace. No importa si lo que plasma en su diario de viajes son sólo garabatos.
 Aprende al escuchar
Dictar y escribir. Sugiérele a tu hijo que te que dicte una historia para que tú la escribas. ¿Necesita un buen tema? Puede ser sobre la ida al zoológico. Aunque tu hijo todavía no sepa escribir, ésta es una excelente manera de reforzar la conexión entre lo que se escribe y lo que se habla. A medida que tu hijo aprenda a escribir, él puede narrar y tú escribir. 
Describan fotos. Miren fotos familiares o dibujos en revistas y libros. Pídele a tu hijo que te diga qué cree que están haciendo las personas que ve y escribe lo que te diga como pie de foto. O invítale a que invente una conversación entre dos personas de las que aparecen en las imágenes. 

"Publiquen" un libro juntos.
 Pueden pegar algunos de los dibujos de tu niño en pedazos de cartulina. Pídele que te describa sus dibujos. Usen cartulina más gruesa (o un pedazo de cartón) para hacer la portada del libro y deja que tu hijo la decore.
 Sugiérele que ponga su nombre en la portada así como un título. Haz huecos en las páginas y únelas con un listón o cinta. Trátalo como si fuera un libro de verdad; guárdalo en el librero, junto a los demás libros infantiles. 
Aprende al ver
Hagan un diario fotográfico. Toma fotos de tu hijo con sus amigos y familiares y pégalas en un diario o álbum. Tu hijo te puede describir la foto (quiénes son las personas y dónde están) y tú escribir lo que te diga como pie de foto. Éste será un excelente recuerdo para cuando esté más grande.
 Mantengan un diario. A los niños les encanta hablar de ellos mismos. Al mantener un diario, tu hijo aprende a “hablar” de sí mismo por escrito. Aunque a tu hijo se le estén dificultando las letras, acostúmbralo a escribir una o dos palabras diariamente en un cuaderno especial. 
Puedes hacer que el escribir en su diario, sea parte de su rutina (antes de acostarse es un buen momento). Aquí te brindamos algunas ideas para que inicies esta actividad:
 Dale sugerencias específicas. Anímalo a escribir acerca de su visita a la casa de su abuela o sobre su clase de música. No importa si sólo pone garabatos.
Deja que te dicte lo que a él le gustaría que se incluyera en su diario. El verte escribir, tal vez lo motive para que muy pronto, él mismo llene las páginas de su diario.
Jueguen con un abecedario magnético en el refrigerador. Tu niño puede practicar con las letras magnéticas; escribir y deletrear de esta manera le resultará divertido. También puede calcar las letras (usen lápices de colores ya que los crayones son muy anchos para esto). Pueden pegar las letras magnéticas en una bandeja para hornear galletas mientras realizan esta actividad. 
Hagan un libro del abecedario.
 Dobla una cartulina por la mitad y pon dentro varias hojas blancas. Las puedes unir con grapas. Tu hijo puede escribir una letra por página, en mayúsculas y minúsculas. Además puede dibujar algo que comience con cada letra del abecedario. 
ESCRITURA
“El acto de escribir corresponde tanto a la ejecución de las letras  como a la creación de textos con distintos propósitos para ser leídos en distintos contextos”
El aprendizaje de la escritura es un proceso evolutivo que se desarrolla gradualmente. Este proceso está integrado por etapas claramente definidas que van desde el garabato y las señas sin significado hechas por los niños hasta la escritura realizada por el niño.
Al igual que la lectura los niños no están preparados en forma pareja para el aprendizaje de la lectura. A medida que el niño va compartiendo con otros poco a poco se da cuenta que sus garabatos y señas también pueden ser interpretados o leídos, cuando el niño está consciente, de esto, quiere decir que está preparado para el inicio de escritura.
Los niños no progresan al mismo ritmo en las habilidades psicomotoras involucradas en la escritura y ahí surge la necesidad de aplicar un programa de aprestamiento para la escrita que sea lo suficientemente flexible para adecuarse a los diferentes ritmos de desarrollo.

ESTRATEGIAS DE PREPARACIÓN PARA LA ESCRITURA.

El programa de preparación para la escritura tiene los siguientes principios y propósitos.

El programa debe incluirse en un contexto global de psicomotricidad la cuál otorga un significado psicológico al movimiento y permite tomar conciencia de la independencia entre las funciones de la vida psíquica y motriz, desde el punto de vista el movimiento aparece como complejo que modifica sus reacciones motoras n función de las variables de la situación y su motivación partiendo desde el movimiento natural hasta llegar al control del apresto.
 El programa presenta los contenidos de psicomotricidad que atañen al aprendizaje de la escritura sobre la base del principio próximo distal. Según este los movimientos de los grades grupos musculares más cercanos al tronco se diferencian y controlan antes que las partes extremas, así la diferenciación de los movimientos globales del brazo es previa a la del codo y esta precede a la del puño lo que a su vez es previa a los movimientos finos del dedo, el principio próximo distal se traduce por lo tanto en la parición progresiva de actividades relacionadas con la condición dinámica y global, el equilibrio, relajación, disociación de movimientos y técnicas escriptográficas. 
  La estimulación de las funciones básicas explican un concepto operacional que se utiliza para designar ciertos aspectos psicológicos del desarrollo psicológico del niño los que condicionan el determinado aprendizaje en este caso el test de la escritura. La estimulación de las funciones básicas se realiza a través de actividades que desarrollan el esquema corporal, la orientación temporal y espacial, la percepción táctil, visual y auditiva, la memoria y el empleo eficaz del desarrollo cognitivo
FACTORES QUE INTERVIENEN E INFLUYEN EN LA ESCRITURA
Psicólogos y pedagogos se preocupan para comprender las dificultades con las que se encuentra el niño cuando efectúa ese aprendizaje determinando los factores particulares que intervienen. Entre ellos tenemos:
Factores psicomotrices (Esquema corporal, lateralidad, estructuración espacial, estructuración temporal).
Factores cognoscitivos (Pensamiento lógico, madurez perceptiva.).
Factores psicológicos
Factores lingüísticos.
Factores psicomotrices: un adecuado desarrollo psicomotriz le entrega al niño la facilidad de conocer el mundo y su propio cuerpo, esto le otorga la capacidad a futuro de poder ejercer la escritura y la lectura más fácilmente puesto que posee un dominio del ambiente donde se desenvuelve.
*      Esquema corporal: Es la imagen corporal de cada quien tiene su propio cuerpo.
*      Lateralización: Es lo que predomina funcionalmente de un lado del cuerpo humano sobre otro, determinando que un hemisferio cerebral ejerce sobre otro. Es importante para el aprendizaje de la lecto-escritura y la completa madurez del lenguaje, la enseñanza de la p, d, b, q lo que exige el dominio de esta área; si el niño no tiene conciencia de su lado; derecho o izquierdo jamás podrá proyectar al exterior su lateralidad, y se le dificultará la diferencia e identificación de estas letras. Consideremos además que la lectura y escritura son procesos que se cumplen dentro de esas direcciones.
*      Estructuración temporal: La estructuración del tiempo la desarrollamos a través de actividades fundamentalmente rítmicas, cuyo valor educativo en el niño es verdaderamente importante, por cuanto desarrollan sus procesos de inhibición.
Factores cognoscitivos: la habilidad se aprende a través de un a instrucción formal más que a través de los procesos de adquisición natural. En contraste con la habilidad de hablar esa habilidad requiere de un mayor número de conocimientos previos. Parte fundamental de este proceso hace énfasis al pensamiento lógico junto con la madurez perceptiva.
 Madurez perceptiva: La lecto-escritura es un proceso cognitivo cognitivo que requiere de cierta madurez perceptiva, especialmente en las áreas visual, auditiva y de motricidad. Desde hace varios años, investigaciones enfocados en la preescritura y la didáctica alrededor de la lectura y la escritura han hecho del tema de la psicomotricidad un aspecto al que le han puesto un alto grado de atención, partiendo de la idea de que no se trata de que el niño  “aprenda las letras y sus sonidos, las palabras y sus significados”, sino de que establezca una relación psicomotriz con el acto de producir lenguaje.
Factores psicológicos: Escribir es un acto comunicativo en el cuál el escritor no recibe una respuesta inmediata de su audiencia que lo pueda ayudar a lograr una mejor estructuración del texto y por ende una más segura comunicación del mensaje que intenta comunicar, provocando en sus área afectivas y emocionales adaptación escolar, control emocional motivación para el aprendizaje.

Factores lingüísticos: desde el punto de vista lingüístico tenemos que acto de escribir es gobernado por un grupo de reglas semánticas y sintácticas específicas del idioma en cuestión, las cuales son compartidas por los hablantes de ese idioma. El medio de expresión escrito requiere de un uso de estructuras formales y complejas organizadas de tal manera que podamos comunicar fielmente el lenguaje deseado.

Aquí se encuentra estrechamente ligado a la capacidad de discriminar estructuras morfosintácticas, morfológicas, semánticas y léxicas. También debe familiarizarse a través de la lectura con las diferentes imitaciones contextuales y organizacionales que presenta el idioma en su forma escrita. El escribir requiere de un esfuerzo mental mucho más complejo del que se requiere para hablar. Cuando escribimos tenemos que concentrar nuestra atención no solamente en el significado de nuestras ideas, sino también en la producción de ideas, las cuales se producen en una forma mucho más lenta y menos automática que cuando estamos hablando.